Friday, October 21, 2005

Monte Destino, entre la esperanza y la realidad

Nosotros estuvimos ahí, durante esos angustiosos y difíciles días. Estuvimos en nuestro hogar congelándonos, sólo abrigándonos a la esperanza de un milagro divinamente humano. En lo personal me sentía como un zombie, si... en verdad sólo "existía". Como bajo el efecto de un sedante, sentíamos que nuestra alma nos había dejado existiendo sin el cuerpo.
A veces creo que todo aquello fue un montaje... la ida hasta la nieve fue el producto de un trabajo de inteligencia de la mano con los psicólogos del regimiento... nosotros como títeres fuimos a ver en la nieve cuanto tenía en maquinarias y personas para encontrar los "niños"... creo que se merecen el Oscar.

En aquella ocasión, fuimos papá, yo y el Padre Tomás. Desde Los Angeles una carabana de jeeps fueron hasta Antuco, hasta La Cortina. Nos llevó un ex marino, el viaje fui expedito y como una misión ultra secreta (ya que tuvimos que eludir la prensa)

Una vez arriba, nos equiparon y nos dieron una bolsa con cocabí. Luego nos llevaron un trecho en la oruga desde La Cortina casi hasta el Valle de la Luna. Caminamos un buen trecho y en la mano nos dieron alguna herramienta para ayudar en la búsqueda... o mejor dicho algo para sostener nuestro cuerpo de la rabia e impotencia. La oruga nos dejó y luego volvió en calidad de cafetería, para brindarnos un merecido café.

De regreso del Valle de la Luna hasta la Cortina el viaje fue caminando y buscando. Algunas mamás sostenían la pala y buscaban con una fe increible en los lugares imposibles. Pero así sentíamos nuestro esfuerzo, nuestros frutos de la búsqueda... sólo un padre, días después dió con un joven.

El viaje terminó a la hora de almuerzo, unos ricos porotitos... Muchos papás agradecidos con la labor del ejército y otros que no. Pero lo bueno fue que en medio del dolor y el frío pudimos orar juntos, frente a la imagen de la Virgen María. Que ella en realidad nos diera la fortaleza que tuvo ella al ver a su hijo crucificado por los soldados, Hijo inocente... para que nosotros al ver nuestro hermano crucificado también en el más frío golgota tuviésemos las mismas esperanzas que acompañaron a María, de la resurrección y de la misericordia y justicia divina.
Mater dolorosa, se tu nuestro apoyo.



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