Tuesday, August 22, 2006

Un antiguo emial enviado por Rodrigo Monroy

Bueno, hace un tiempo atrás Rodrigo, uno de los mejores amigos de Chebi, me envió este email que recién hoy pongo en mi blog.


Waldo: Oye junto con saludarte te envio los mejores deseos para este término de semestre y para contarte algo..... como yo te conté pertenezco a la reserva del R.R 7 "Chacabuco"... y el sábado recien pasado tuvimos una instrucción de limpieza de material de guerra, especificamente los fusiles y nos pasaron unos fusiles con la siguiente instrucción: "bueno estos fusiles estan en el escalafón de mantenimiento debido a que tienen un problema en el cañon... (hasta ese momento todo iba bien)... debido a todo el tiempo que estuvieron bajo la nieve, son seis fusiles que pertenecieron a los héroes de Antuco.... sin mentirte todos los que estaban a mi lado y yo mismo sentimos algo muy extraño entre curiosidad y nostalgia.... y fue muy grato tomar un fusil que haya estado tan cerca de Chebi.... puede que sea de él, o simplemente de alguine que estuvo ahí y cayó... por eso se le respeta.... bueno contandote esta experiencia me despido saludos a tu familia y q no se olviden del parche... adios

Friday, August 18, 2006

Papá entrevistado en el Mercurio

Reproduzco la entrevista que apareció en el Emol, el Diario el Mercurio en Línea. Sé que ha pasado mucho desde su publicación, pero en clases de Multimedia en la Universidad un compañero, el Nicolás la encontró. He aquí la noticia tal como aparece en el diario.



Padre de soldado muerto en Antuco: "Deben pagar Cereceda y los dos capitanes"
Jueves 18 de Mayo de 2006
09:16
Felipe Gálvez Tabach, El Mercurio en Internet .

SANTIAGO.- A José Francisco San Martín Villalobos le faltaron apenas dos kilómetros para llegar al refugio de la Universidad de Concepción. Ahí se hubiera encontrado con una fogata alimentada con madera del propio lugar, abandonado a los pies del volcán Antuco, y quizás podría contar hoy lo terrible que fue bajar de la cordillera en medio de la tormenta de viento blanco.

Pero José Francisco, miembro del pelotón de observación terrestre, no llegó. Más de 20 centímetros de nieve cubrieron su cuerpo, que recién fue encontrado el 5 de junio de 2005, 18 días después de la tragedia que acabó con la vida de 45 conscriptos en Antuco.

Hoy son sus padres, Waldo y María Cristina, quienes cargan con el peso de su ausencia y de la injusticia en este caso.

"No guardamos rencor, sino pena, impotencia porque la justicia no ha llegado", asegura Waldo San Martín, reconociendo lo difícil que ha sido superar el dolor por la pérdida de su hijo.

Es que hay cosas que aún no entienden. "¿Cómo pudieron haber dado la orden de bajar en esas condiciones? Los niños venían sin equipos. Yo vi a mi hijo muerto en el Instituto Médico Legal, con equipo que usan en la calle. La compañía Andina no llevaba tenidas de gorotex, que es lo mínimo, lo básico para ese tipo de condiciones", afirma San Martín.

El padre del fallecido conscripto cree que la tragedia hace que se desvíe la atención y se termine culpando al Ejército por una situación que tiene claros responsables: "Los culpables son los que estaban con los chiquillos en el refugio (...) Dios me perdone, porque no soy juez ni experto en asuntos militares, pero acá deben pagar (el ex comandante Patricio) Cereceda, y los dos capitanes (Claudio Gutiérrez y Carlos Olivares, a cargo de las compañías más afectadas). Si en esas condiciones de temporal no se podía marchar", afirma enfático.

San Martín dice haber quedado "espantado" con la condena a 5 años de cárcel que recibió Cereceda. "Cinco años por 45 muertos. Si esto era evitable, totalmente. Esto fue un acto de soberbia", acusa.

Hoy, con la tranquilidad que les da su fe en la religión católica, y con la ayuda permanente de un psicólogo, Waldo y Cristina, ambos profesores, miran con buenos ojos la labor que cumple el Ejército, aunque creen que la tragedia debe hacer cambiar la relación que los altos mandos tienen con los conscriptos.

Ambos agradecen la ayuda que recibieron de la institución, pero San Martín reconoce que le molestó la actitud tomada por el ex Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre. "Me duele que hayan dicho que los conscriptos se habían dispersado y que entregaran tanta esperanza de encontrarlos con vida. Si ellos sabían que no tenían equipo ni carpas. Me habría gustado que me hubiera dicho: 'Su niño murió', punto. Y uno tiene que aceptarlo", afirma.