Todos después de la Eucaristía de aquel domingo nos dirigimos hasta el cementerio municipal, donde se realizó una ceremonia de honor a los dos soldados caídos en Antuco: Juanito y Chebi.
Llegó un grupo del regimiento, junto a los "padrinos", para entonar unos himnos, leer un discurso y depositar unas flores sobre los féretros.
Fue una ceremonia corta, pero no menos significativa. Tuvimos una oración presidida por un conocido curita de Chillán, de apellido Giacaman. Este padre dirigía en tiempos atrás en los encuentros de decanato cuando pertenecíamos a la Diócesis de Chillán.
Unas lágrimas se dejaron asomar en nuestros ojos, la emoción de escuchar los himnos militares, adiós al camarada y el himno a los soldados de antuco... pero quien se ocultó bajo las nubes grises fue el Volcán Antuco, que por vergüenza no quiso mostrar las sabanas blancas que hace un año atrás cubrió a nuestro hermano y amigo.
Actualmente, mis papás tienen el deseo de adquirir para la imagen de la Virgen del Carmen, ubicada en el regimiento, una corona... así que están en la búsqueda de un buen dato. Chebi cuando estaba en el regimiento y mis papás lo visitaban, pedía siempre que pasarán a saludar a la virgencita y encendieran una vela.
¿Recuerdan a los negritos que se quedaron en casa? bueno, han recibido un sin número de visitas y muchas anécdotas... si no los conocen, debieran visitarlos.
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